Urgencias

¿Que es una urgencia?

Es una situación que amerita a movilizarse   (es decir, cuando llamar, cuando ir al hospital). Es importante destacar que las recomendaciones que les entregamos a continuación DEBEN ser complementadas con las indicaciones de su equilo local.

Náuseas y vómitos

Después de la quimioterapia es “habitual” que su hijo sienta asco y rechace la alimentación. Se recomienda no obligarlo a comer porque es muy probable que eventualmente vomite.

Es preferible fraccionar las comidas, dándole porciones más pequeñas pero más frecuentes (5-6 comidas al día en tamaños de colaciones), también se puede licuar más las papillas, para que la consistencia sea más ligera. En lo posible, ofrecerle líquidos en pequeñas cantidades y varias veces al día (2-4 cucharadas cada 30 minutos, por ejemplo).

Si el niño presenta náuseas, procure evitar los olores fuertes en las comidas y en el ambiente (por ejemplo, perfumes, olor a cigarrillo).

En el caso de los vómitos, debemos siempre preocuparnos que su hijo se mantenga hidratado. Si su hijo vomita muchas veces al día, lo nota más decaído o las mucosas orales secas (se sugiere tocar la lengua del niño con su dedo limpio para comprobarlo), debe consultar al equipo tratante y ser evaluado por un médico en caso de ser necesario.

    Sangramientos

    Si en la piel aparecen lunares pequeños de color rojo (petequias), moretones sin motivos, sangramiento de nariz o encías; contáctese con el equipo tratante y coméntele la situación para recibir orientación. Es probable que algunos componentes de la sangre se encuentren bajos (glóbulos rojos, petequias) y sea necesario controlar con exámenes y transfundir.

    Si en el transcurso de los días, aparecen más petequias, o su hijo presenta un sangramiento que no cede a la compresión local, deberá ser evaluado y manejado en el hospital.

    ¿Cómo realizar taponamiento nasal en caso de sangramiento?

    • Mantenerse tranquilo y calmar al niño.
    • Sentar al niño y pedirle que mire hacia abajo (si se le pide que levante la cabeza y el sangramiento es muy profuso, el niño comenzará a tragar sangre y existe riesgo de que se atore).
    • Presionar con los dedos la fosa nasal blanda (aleta nasal), introducir un algodón en la fosa nasal y mantener con la cabeza hacia abajo por 10 minutos.
    • Si cuenta con alguna compresa fría, aplicar frío en la zona para ayudar al cese del sangrado (es recomendable manejar en el freezer una compresa de frío para urgencias de este tipo).
    • Observar si el algodón continúa manchándose con sangre y se escurre por los bordes, preguntar al niño si siente que “traga sangre”. Si ocurre esto el sangramiento sigue activo. No se recomienda retirar el algodón que ya se introdujo, porque al sacarlo, también se retirará el tapón de coagulación que la sangre ha formado y el sangramiento continuará, es preferible apoyar otro algodón por fuera para absorber el exceso de sangre.
    • Si a pesar de estas medidas, el sangramiento continúa, deberá asistir al servicio de urgencia para un manejo más avanzado.

      Fiebre

      Los pacientes oncológicos reciben tratamientos que como efecto secundario terminan siendo inmunosupresores (que bajan las defensas). Esta condición los hace más propensos a desarrollar infecciones que si no son tratadas a tiempo pueden significar complicaciones graves en el estado de salud del niño.

      La fiebre es una de las urgencias oncológicas más frecuentes y potencialmente graves que puede presentar un niño en tratamiento por cáncer; por lo que siempre se debe tener presente que las temperaturas extremas, esto quiere decir, muy bajas o muy altas, pueden estar evidenciando una infección grave.

          ¿Como estar seguros de que su hijo tiene fiebre?

          Usted ya conoce a su hijo y muchas veces anticipa cuando tiene fiebre, sin embargo, la fiebre debe ser confirmada siempre con el uso del termómetro.

          Si utiliza un termómetro de mercurio debe preocuparse de agitarlo antes y asegurarse de que la barra de mercurio haya bajado y esté en la mínima temperatura.

          En los pacientes oncológicos, la temperatura siempre se toma en la axila, la que debe estar seca al momento del control.

          Se debe dejar el termómetro 5 minutos, o hasta cuando suene el timbre en el caso de ser eléctrico; una vez transcurrido el tiempo, debe leer el valor que indica el termómetro.

          ¿Que signos deben ser considerados de alerta?

          • Presencia de 38°C que no baja luego de una hora, sin uso de medicamentos o medidas físicas (paños tibios en zonas del cuerpo).
          • Presencia de temperatura mayor de 38,5ºC en una toma.
          • Presencia de temperatura menor a 35,5ºC mantenida y que no cede a pesar del abrigoen niños menores de 2 años.
          • Si a pesar de no alcanzar el control de temperatura a 38ºC o más y estamos en presencia de calofríos, lo debemos catalogar como fiebre de consulta.

          ¿Que hacer en caso de fiebre?

          • Si su hijo tiene una temperatura igual o mayor a 38ºC pero menor a 38,5ºC, vuelva a controlarlo en treinta minutos más, si persiste sobre 38ºC o aumenta, contáctese con el equipo de oncología que le indicará que debe recibir atención médica y consultar al servicio de urgencia.
          • Si su hijo tiene una temperatura igual o mayor a 38,5ºC, basta solo una toma para tener que asistir al servicio de urgencia. Siempre de aviso a su equipo tratante de turno para que estén enterados de la situación y se pueda coordinar lo más expeditamente la atención del niño.
          • De la misma manera, si su hijo se mantiene de forma mantenida con una temperatura menor a 35,5ºC y no cede a pesar de que lo abrigue, también debe dar aviso a su equipo, pues en algunas ocasiones los niños (especialmente los lactantes) tienden a presentar hipotermia en vez de fiebre cuando están cursando una infección.

          IMPORTANTE

          En caso de presentar fiebre, no se debe aplazar la consulta y evaluación por un médico. El tiempo que transcurra entre la detección de la fiebre en casa y la consulta en el servicio de salud, debe ser contra reloj; de esta manera ayudamos a una mejor atención de esta complicación y tomamos control sobre los posibles riesgos.